Cervantes: Plomo en los huesos
Hace unos días nos hacíamos eco de la
noticia: el cuerpo de Cervantes era buscado de nuevo. Algún trepa
con ganas de medrar ha tenido a bien emplear en algo positivo el
dinero de nuestros impuestos y activar la operación del convento de
las trinitarias de Madrid. Con traslado de equipo arqueológico,
fotográfico y forense incluidos. La diosa fortuna, tan esquiva con
nosotros en las últimas fechas, decidió darnos ayer, día 26, la de
cal: a primera hora de la mañana eran encontrados en un nicho los
restos de un hombre en una ataúd, cuya tapa llevaba la inscripción
"M.C". Me imagino el revuelo organizado en el equipo
forense designado para tan insigne trabajo. Junto a él se
encontraron también multitud de otras piezas óseas. Hace años era
muy usual hacer inhumaciones de cadáveres con cierta periodicidad
para extraer huesos y juntarlos todos en un sólo nicho, ahorrando
así en espacio. Al parecer, esto sucedió con la tumba del genial
escritor y restos de varias personas y niños fueron añadidos a su
ataúd. Ahora los forenses e historiadores del equipo de búsqueda se
afanan en identificar los huesos de Cervantes y para ello buscan
lesiones en su mano izquierda y restos de plomo en sus huesos,
producidas todas en la famosa batalla de Lepanto. Además también se
están valorando restos de ropa y su mortaja para ver si coinciden en
antigüedad y material con los contemporáneos de Cervantes.
Esperemos, de todo corazón, que la ciencia
demuestre con seguridad que los restos hallados pertenecieron al
maravilloso escritor que redefinió el mundo de la literatura y que,
además, estos puedan ser llevados a un panteón, museo o altar
donde, durante los siglos venideros, futuras generaciones podamos
presentar nuestros respetos a uno de las genios mas universales de la
historia reciente del mundo. Y espero, de verdad, que lo hagan con la
mayor prontitud posible y paso a explicarles el porqué. Vivimos en
un país donde, sabiendo donde estaban los restos de uno de los
mejores escritores de la historia del mundo (y que además es
compatriota), hemos dejado que se pudran en un nicho sin nombre
durante casi 400 años. Ahora, con unas malolientes elecciones en el
horizonte algún berzas de tres al cuarto a decidido sacarle rédito
político: "Miren, señores. ¡Hemos encontrado a Cervantes! Si,
nosotros. La operación iba a costar unos cien mil del ala y al final
han sido tres millones de euros de gastos imprevistos y tal. Pero
todo sea por salvar la cultura y eso". La pena es que, este
asunto podía estar resuelto desde hace años y, ni los de la rosa ni
la gaviota han mostrado interés hasta que han podido sacar algún
pútrido provecho de ello. Por eso, de todo corazón, espero que
queden pronto identificados ya que, mucho me temo que, cómo pasen
las elecciones, ganen unos o pierdan los otros, algún listo puede
decidir dejar los restos hallados de nuevo en el nicho hasta las
siguientes elecciones. O los que es peor, encargarle a la
identificación al grupo que identificó a nuestros militares
fallecidos del Yak-42 que lo hacen todo en la mitad de tiempo y más
baratito, oiga. Acabaríamos enterrando bajo una espectacular pompa
de autoridades los restos de alguna buena monja y un par de
chiquillos. De eso somos capaces aquí. No les quepa duda.
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